
Es una suerte poder entrar y pasearse por la interioridad de una persona santa, saber cómo vivía, cómo reaccionaba en distintas situaciones, cómo veía las cosas. Y podemos hacerlo con el Cura de Ars, un sencillo sacerdote de un pequeñísimo pueblo que, sin pretenderlo y sin salir de allí en toda su vida, alcanzó una notable fama en toda Francia y, más tarde, en todo el mundo. Es el patrono de los sacerdotes.
      
    
  
    
  
           
          
            MANO A MANO. CURA DE ARS
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            Es una suerte poder entrar y pasearse por la interioridad de una persona santa, saber cómo vivía, cómo reaccionaba en distintas situaciones, cómo veía las cosas. Y podemos hacerlo con el Cura de Ars, un sencillo sacerdote de un pequeñísimo pueblo que, sin pretenderlo y sin salir de allí en toda su vida, alcanzó una notable fama en toda Francia y, más tarde, en todo el mundo. Es el patrono de los sacerdotes.